La familia y el trabajo fueron las señas de identidad de la trayectoria de CRS. De origen italiano, la familia heredó el conocimiento y el gusto por plantar uvas. Santo Cereser, el patriarca, aterrizó solo en Brasil en 1886. Dos años más tarde, con su esposa e hijos a su lado, comenzó a cultivar la uva Niágara y a producir vino artesanal.
Entre los siete hijos de la pareja, Humberto Cereser se destacó y fue un importante estímulo para el padre en la búsqueda de un mejor destino para la familia. El ejemplo de trabajo y dedicación de Santo Cereser y Maria Piacentini, su esposa, contagió no solo a sus hijos, sino también a sus nietos. El hijo de Humberto, João Cereser, heredó la tenacidad de su abuelo y el impulso empresarial de su padre.
Este espíritu emprendedor y la tenacidad de João estuvieron presentes cuando, al entregar personalmente parte de la cosecha anual, la industria cliente abandonó el negocio por las dificultades económicas que enfrentaba. Era 1926 y João Cereser vio una oportunidad en la posible crisis. Así nace la Industria del Vino de Santa Isabel, origen del grupo industrial que hoy lidera CRS.
Décadas más tarde, CRS mantiene vivas sus raíces y la historia de sus fundadores. Es en la tradición del trabajo, en la unidad familiar y en la búsqueda de la excelencia del producto que se fundamentan las bases de una de las mayores empresas de bebidas de América Latina.